¿Sabías que el 63% de los empleados que trabajan en una empresa con una mala gestión empresarial están pensando en abandonar su puesto dentro de los próximos 12 meses, según el 2021 People Management Report?
Dada su importancia, no es de extrañar que los profesionales de la gestión empresarial ocupen los primeros puestos de los perfiles laborales más demandados año tras año. Es más, a lo largo de esta década, la economía global necesitará 25 millones de expertos en dirección de proyectos, de acuerdo con el informe Talent Gap de Project Management Institute.
¿Quieres saber más sobre la gestión empresarial, cuáles son sus funciones y por qué es tan importante este rol dentro de la empresa? A continuación, podrás descubrir en qué consiste esta actividad y qué necesitas para desarrollarla en el ámbito laboral.
¿Qué es la gestión empresarial?
La gestión empresarial o management se define como el proceso que dirige y guía las operaciones de una organización para hacer realidad los objetivos establecidos. Es decir, esta área de actuación se encarga de organizar todos los recursos existentes para diseñar y poner en marcha acciones que permitan alcanzar las metas de la empresa.
Por tanto, es el corazón de cualquier negocio, y ahí radica su importancia; toda compañía, independientemente de su tamaño o del sector de actividad, necesita aplicar la gestión empresarial para ser competitiva y lograr el éxito. En este sentido, la gestión empresarial sería como el capitán de un barco, el director de una orquesta o el entrenador de un equipo de fútbol. Sin ellos, la nave flotaría, pero no llegaría a puerto; los instrumentos sonarían, pero de forma descompasada y sin melodía; el balón rodaría por el campo, pero le costaría entrar en la portería.
¿Para qué sirve el management?
Si la gestión empresarial es la encargada de poner los cimientos de las organizaciones, ¿de qué se encarga un manager? Te presentamos sus cuatro funciones principales:
- Planificación: si eres el encargado de la gestión empresarial de una empresa, debes ser capaz de establecer los objetivos y las metas de la compañía y definir las estrategias precisas para alcanzarlas.
- Organización: en la consecución de este propósito, dispones de un conjunto determinado de recursos, tanto humanos como materiales. Por ello, otra de las funciones principales del management consiste en la distribución y asignación de dichos recursos a los objetivos, la organización y estructuración del capital humano, el establecimiento de pautas de coordinación entre los diferentes empleados y equipos y la concreción de los criterios que regirán la toma de decisiones.
- Dirección: otro de los roles básicos que debes acometer como manager es la orientación y supervisión del personal de la empresa para garantizar que toda la plantilla ejecute sus funciones de forma competente. Para ello, tienes que desarrollar tus habilidades de liderazgo y servir como guía inspiracional, de manera que fomentes la motivación e implicación de todos los colaboradores.
- Control: durante todo el proceso, también eres la persona responsable de vigilar que los planes se están desarrollando conforme a lo previsto. Para ello, debes monitorizar las actividades, analizar los resultados y corregir las posibles desviaciones de los objetivos cuanto antes.
¿Por qué es tan importante la gestión empresarial?
Como puedes ver, el buen funcionamiento de una empresa o de un proyecto de emprendimiento va a depender de una correcta gestión empresarial. Por ejemplo, una compañía puede tener un capital millonario, pero quebrar porque este mismo se ha despilfarrado; o puede contar con los mejores perfiles laborales, pero ser superada por la competencia porque la dirección no ha sabido aprovechar su talento. Asimismo, una startup puede disponer de una idea innovadora, pero fracasar por no saber identificar las líneas de actuación más adecuadas.
Sin ir más lejos, según Emprenderalia, las causas más frecuentes del fracaso de una empresa están vinculadas a una mala gestión empresarial: la falta de planificación, errores de presupuesto, una ineficaz gestión financiera, inexistencia de estrategia de recursos humanos o ausencia de inversión en I+D+I.
De esta manera, la gestión de empresas permite, por un lado, diseñar las metas y establecer la estrategias que propicien el adecuado desarrollo y crecimiento de la empresa en sus diferentes áreas de forma transversal, al mismo tiempo que se asignan los recursos de forma eficiente, con el mínimo desperdicio y el menor coste posible, para que los objetivos se cumplan con excelencia. Y todo esto lo hace en un entorno cambiante, adaptando los planes a las nuevas necesidades de la organización.
No obstante, además, el management juega un papel muy importante en la creación de la cultura organizacional y la gestión del talento. De hecho, la gestión empresarial también actúa como impulsor de la motivación de la plantilla y, por tanto, dispara el rendimiento de los equipos. Es más, según el informe Return on Culture 2019, de Grant Thornton y Oxford Economics, las organizaciones con una cultura de empresa saludable tienen 1.5 veces más probabilidades de reportar un crecimiento de los ingresos promedio de más del 15%.
¿Hacia dónde se dirige el management?
La gestión empresarial debe adaptarse a los nuevos tiempos. Y es que, como cualquier otra área de actividad, el management también debe tener en cuenta el contexto en el que actúa y así integrar las tendencias del mercado.
En este sentido, la digitalización y automatización de procesos se ha convertido en el mayor desafío de todas las organizaciones. De hecho, de acuerdo con encuestas de Project Management Institute, el 81% de los profesionales asegura que la transformación tecnológica está afectando a todos los niveles de las empresas de forma directa. De ahí que, como gerente, debes ser capaz de integrar la inteligencia artificial dentro de la compañía para hacer los procesos más eficientes y conseguir sobresalir frente a los competidores.
Asimismo, la gestión empresarial del siglo XXI necesita saber analizar las ingentes cantidades de datos a las que tienen acceso y hacerlo en tiempo real para poder reorientar las estrategias en el menor tiempo posible. Sin duda, se trata de algo muy importante, teniendo en cuenta el actual contexto de cambio, donde la flexibilidad y capacidad de adaptación debe formar parte del ADN de cualquier organización.
Con esto se desprende que los antiguos modelos lineales se han quedado atrás y deben convertirse en metodologías ágiles y reiterativas, donde la revisión sea constante con el fin de que se puedan subsanar los fallos o ajustar los proyectos sobre la marcha, sin dar tiempo a que los errores o cambios de rumbo del mercado sean advertidos demasiado tarde.
Por otro lado, el factor humano es otro de los ejes sobre los que debe girar la gestión empresarial del futuro. En un momento en el que se habla de la ‘Gran Dimisión’, un fenómeno que está generando las renuncias voluntarias de millones de trabajadores a sus empleos, la atracción y retención del talento se convierte en uno de los retos del management. Se trata de una gestión de los recursos humanos que debe estar caracterizada por la inteligencia emocional para poder conectar y empatizar con los empleados y así lograr que exploten todo su potencial dentro de la compañía.
¿Qué hace falta para ser un buen manager?
Ante todos estos desafíos, es lógico que las habilidades de los gerentes o directivos también se hayan modificado. Por esta razón, si quieres dedicar tu futuro profesional a la gestión empresarial, tendrás que desarrollar diferentes competencias.
Por un lado, las habilidades técnicas asociadas al management siguen siendo esenciales para ejercer las funciones de la gestión empresarial con solvencia. En concreto, necesitarás conocimientos sólidos sobre gestión estratégica, financiera y de recursos humanos.
No obstante, a estas últimas se suman las habilidades blandas, o soft skills, para poder actuar con eficacia en el contexto actual. Y es que, además de ese ‘know how’, si no cuentas con las capacidades para interactuar con los empleados, los superiores y el resto de miembros de grupos de interés, no podrás alcanzar la excelencia como gerente. En este sentido, la capacidad de resolución de conflictos, las habilidades de negociación y comunicación, la toma de decisiones, la inteligencia emocional, la creatividad, la adaptabilidad o el liderazgo son factores imprescindibles del management.
Junto a esto, también debes incorporar un tercer bloque de competencias: las habilidades conceptuales. Se trata de aquellas destrezas que te permiten entender la organización desde un punto de vista holístico. Dada la complejidad del entorno, necesitarás disponer de la capacidad para analizar la situación desde múltiples perspectivas, anticiparte a los problemas, buscar soluciones y aprovechar las oportunidades de negocio.
Como puedes ver, la gestión empresarial es una actividad muy exigente y de alta responsabilidad. Sin embargo, ser un buen manager no es algo innato, sino que se aprende de forma paulatina a través de la experiencia y también mediante programas de capacitación específicos.
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